martes, 19 de abril de 2011

Un boleto para observar, por favor.

Salgo de casa, muy temprano y con la luna emulando al sol. El exterior oscuro, pero tranquilo me acomoda a su atmósfera saludándome con un viento que me hace temblar un poco y empezar a putearlo otro poco mas. Tengo eso con mi barrio, mi ciudad, mi ambiente: apenas salgo por una razón o otra lo puteo por dentro. Un par de gatos pasan corriendo, andan de juerga y peleándose en mi techo, los mismos que toda la noche no me dejaron pegar un ojo y las ganas de gritarles algo que nunca van a entender o transmutarles el sueño que tengo para que se caigan desmayados en el piso no me faltan.
Subo al colectivo, me siento y empiezo a pensar hasta cuando, cuántos días así quedan para que me gradúe. Me río por dentro evocando a mi cinismo para tratar de evadir el pensamiento y no rotularlo de META, porqué hoy estoy así: incapaz de alcanzar una meta.

Saco el boleto del tren, lo espero y una vez más me mata la curiosidad de observar a la gente que lo espera, que necesita de ese transporte para cumplir ciertas funciones primordiales para satisfacer otras que vienen en forma de sueldo. Hay mucha gente presente, fumando y tomando café en esos vasos blancos que casi siempre terminan acumulados, muertos a un costado de la vía.
Subo y me transformo en una criatura más junto a todas las que ya se encuentran sentadas. Criaturas de todo tipo: feas, lindas, abstraídas, concentradas, perdidas y las que me encuentran la mirada.
Dos asientos adelante un monstruo de estos saca uno de sus senos para alimentar a su bebé, feo como ella aunque mas parecido al padre, quien mira todo con un dejo de nostalgia y fascinación. A mi lado tengo a un golem con campera de cuero que va escuchando una melodía que desde mi oído interpreto como un montón de cacerolas que son golpeadas en diferentes tiempos, él mueve la cabeza y tararea.
Entre los espectros parados se puede llegar a ver una de las criaturas mas lindas, de esas que tienen el poder de robarte la mirada, la atención y los pensamientos por unos segundos.
"Que linda debe tener las tetas", "Igual se me hace que a esta le gusta coger con amor, tiene pinta de delicada", "¿Que debe hacer?, ¿trabajará?". Me dejo de cuestionar internamente cuando siento como una piña en el medio del pecho me hunde y me trae a la realidad... ¡Que cosa loca el poder de una mirada directa a los ojos!

Para distraerme un poco de ese episodio, pongo música y canto. De repente todos nos ponemos a bailar y la estética de un videoclip inunda todo el lugar. La rubia a la que le miré hasta el prendedor que lleva en su camisa viene y me da un beso, se saca la camisa en un solo movimiento para que le vea las tetas. Vuelvo a reír, todo es posible en la imaginación.
Bajo del tren para volver a subir a otro colectivo, otro lugar lleno de criaturas, monstruos y seres misteriosos. Porqué en esta ciudad los objetos que la iluminan son los automóviles, las motos y los camiones. Nosotros no, no somos seres de luz... Pero si todos empezaran a mirar e imaginar mas, podríamos iluminarnos internamente para cambiar un poco el humor diario. Ya no me importa si lo que pensé era una META, ahora quiero vivir y repetir esto una y otra vez hasta cansarme de nuevo.



1 comentario:

Alguna sugerencia, puteada o halago es bienvenida !