martes, 9 de octubre de 2012

El papel de los últimos días

Pasó de un día para otro, nadie se lo esperaba. Un día, un martes como cualquiera me levanté para ir a la facultad a escuchar cuatro horas a una traductora de Francés parlotear en ese idioma de paladares relajados y distendidos. Sin embargo no pasó. 
Salí, estaba en la parada fumándome el primer pucho del día y veo a Lucas, un vecino, (un gordo boludo hijo de mil putas que le mira el orto a mi hermana, para qué te voy a mentir).
Lo veo corriendo, desesperado… me dice que su mujer desapareció mientras él le hacía el desayuno.
Le dije sin darle mucha bola y sin sacarme los auriculares que quizás su mujer fue a comprar tostadas, pan, leche, no sé.
Volví a casa porque me di cuenta que me había olvidado el cuadernillo de ejercicios. No había nadie, habían desaparecido todos también. Llamé a mi vieja, su celular sonaba en la planta de arriba. Corrí a buscarlo y encontré la ropa que estaba usando ella cuando salí para la facultad. También encontré el pijama de mi hermanita, el short lleno de flores que usaba mi hermana adolescente para dormir. Todo desparramado en el piso.
Entonces entendí: esta es la parte en la que supuestamente Dios se lleva a la gente buena y nos deja a todos nosotros para que nos torturen por un par de días. Me reí, lo acepté. Me acordé de mi mamá diciéndome una y otra vez que no desaprovechara la oportunidad que Dios me había dado. La mandé a la mierda en mi mente.

Fui al almacén de la esquina, el más antiguo de mi barrio. Para mi sorpresa, Don Segundo seguía ahí. Estupefacto sostenía el vestido de su mujer.
—Se fue, desapareció de la nada... escuché el ruido de una taza caer y la vi desaparecer.
—Y usted, ¿qué hizo para no irse con ella?

—No sé, che… tantas cosas hice mal. —dijo.
—¿Le jode si me llevo una cerveza? Estoy sin cambio.
—Llevala, no hay problema. No te voy a cobrar ahora, no tiene sentido.
—Gracias Segundo, nos vemos.


Me di vuelta para preguntarle si tenía un pucho pero el viejo se había esfumado. "Hacer el bien no es tan difícil", escribí en un papel que apreté muy fuerte con la mano y vacié en mi boca el blister de calmantes que mi mamá guardaba en su ropero mientras los hacía bajar por mi esófago con la cerveza que me habían regalado.

8 comentarios:

  1. No alcanza con ser macabro sino que para que tenga sentido, hay que saber darle forma.
    Me gustan tus volantazos.

    Te quiero, macabro de mi corazón.

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  2. me hiciste acordar a una pelicula, pero no recuerdo su nombre...

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  3. La película (a Bipo le hablo,) tal vez sea "Dejados atrás", y vos Mattlock sos genial, loco. Genial.

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  4. No podés ser tan capo.

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  5. Amo esta entrada, tengo que confesarte que me hiciste querer a empezar a escribir. Es una vuelta de tuerca a una gran y misteriosa verdad "Dios siempre se lleva a la gente buena" SOS GROSO MATTLOCK

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  6. Sos un genio flaco, un genio. Dedicate a esto

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